El ascenso de Roma no fue fácil ni rápido, sino que fue un proceso que sería totalmente contrario a esto. Este proceso estuvo acompañado de grandes y largos contratiempos, pero también de periodos de consolidación, cosa que permitió la longevidad de su poder. La primera región en ser dominada por completo por Roma fue Italia, como es obvio. Esta región tardó más de quinientos años en ser sometida por completo, casi nada, pero una vez dominado este territorio el ascenso de Roma y sus conquistas fueron más grandes y rápidas. Después del dominio peninsular y tras la Primera Guerra Púnica empezó el domino del mediterráneo, los primeros territorios conquistados fueron las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña. En los siguientes tres siglos la expansión llegó a su fin, las fronteras se estabilizaron durante tres siglos más. Ahora el territorio romano abarcaba por el oeste hasta la península ibérica, por el sur hasta el desierto del Sáhara, por el norte hasta el Mar Negro y Escocia, y por el este hasta Mesopotamia. Trajano hizo sus últimas conquistas (Dacia y Partia, ambas a principios del siglo II dc), a partir de este momento las fronteras de estabilizaron definitivamente y Roma se atrincheró detrás de estas para defender su territorio de los ataques de los pueblos de más allá del limes. Pero como pudo una pequeña ciudad itálica, sin ningún domino más que los campos que tenía alrededor de la ciudad conquistar tan vastos territorios (cerca de 6,5 millones de quilómetros cuadrados), la respuesta es fácil y complicada al mismo tiempo: el ejército. Gracias a este se pudieron hacer estas grandes conquistas ¿pero cómo? Su pequeño, pero entregado ejercito no era inmóvil, se adaptaba y cambiaba de estructura dependiendo de los siglos, para así hacer frente a sus enemigos, que eran mayores en muchos aspectos.
Tanto el armamento, la organización y sus tácticas no fueron propias, sino que fueron una adaptación y desarrollo de las usadas por sus enemigos más cercanos. Por eso es vital saber cómo eran los ejércitos de las potencias itálicas enemigas de Roma para poder entender el porqué de estas adaptaciones. Las fuentes más fiables sobre esta época son las de Tito Livio y las de Polibio, aunque escribieron varios siglos después de la fundación de Roma. Podríamos hablar podría de tres ejércitos romanos: el de la Monarquía, el de la República y el del Imperio, ya que en nada se parece el ejército en la época de Rómulo con el de Andrinópolis a finales del siglo IV, ni el ejercito romano derrotado en las Horcas Caudinas con el de la campaña dacia de Trajano. Por eso hay que hablar de grandes derrotas o nuevos enemigos donde enmarcar estos grandes cambios en el armamento, las protecciones y las tácticas militares del ejército romano. Entre estos muchos cambios dos fueron significativamente importantes las reformas de Marco Furio Camilo (s.IV ac) y la de Cayo Mario (s.II ac), aunque después de estas solo hubo una reforma de importancia, como fue la de Diocleciano (finales del s. III dc) el ejército romano nunca paró de evolucionar para adaptarse a nuevos enemigos, cosa que funcionó perfectamente, pero la gloria de este, como todo tiene su fin.
El ejército es el instrumento del que Roma se valió para conquistar primero y mantener después un imperio durante siglos a lo largo del Mare Nostrum. Este trajo gran destrucción para algunos pueblos, que desaparecieron políticamente de la historia. Pero a su vez trajo paz y cierta estabilidad política (exceptuando pequeños periodos de guerras civiles). Como aparece en la película de La Vida de Brian de los Monty Python: “Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?” Se puede decir que esta frase es el resumen de todo lo que hizo Roma en los territorios conquistados y gracias en gran medida a la labor del ejército.
Los soldados romanos llevaron la lengua y la cultura de Roma a lo largo de todos los territorios sometidos, esto explica el porqué se hable lenguas latinas en territorios muy diversos, como es el caso de Francia, Portugal, España (con sus diferentes leguas) y el caso más sorprendente, en Rumanía. Este último país fue el territorio que menos tiempo estuvo bajo domino romano, poco más de un siglo y medio, pero tuvo una fuerte romanización, por la presencia de grandes contingentes de legiones para asegurar y proteger el territorio. Pero a pesar de la llegada de pueblos germánicos, después eslavos y posteriormente turcos durante los siguientes siglos la lengua latina quedo fosilizada en la población y evolucionó hasta el rumano moderno actualmente. Otro caso es la influencia de la cultura y la lengua latina en el interior peninsular ibérico. Este territorio también fue romanizado principalmente por contingentes de legionarios que una vez licenciados se establecieron en estas zonas en colonias. La lengua y cultura romana llegó a puntos que hoy en día que no se habla ninguna lengua latina, ya que la civilización anterior tenía una cultura muy fuerte, como es el caso de Grecia, o por la llegada a posteriori de otros pueblos, como los casos de Turquía, Oriente Medio, el África romana, los Balcanes o Britania.
Por otra parte los legionarios crearon ciudades a partir de sus campamentos. Esto fue por dos motivos, uno por la adopción de las ciudades de nueva planta construidas por los romanos en los nuevos territorios conquistados que imitaron el modelo de los campamentos militares, ya que estos habitantes eran soldados de las legiones licenciados. Estas nuevas ciudades siguieron el plano de cardo y decumano, y situando en el lugar donde se cruzan el foro, el centro político de las ciudades. En segundo lugar también surgieron ciudades alrededor de los campamentos militares romanos. Estos se situaban en un lugar estratégico y esta actividad atraía a comerciantes, prostitutas y incluso a las familias de los legionarios (aunque no se les permitía tenerlas mientras estaban enrolados en el ejército). Tenemos muchos ejemplos de ciudades que fueron fundadas por los romanos: Zaragoza, Valencia, Córdoba, León, Mérida o Barcelona. Y fuera de la península ibérica también encontramos los ejemplos: París, Londres, Florencia, Narbona, Lyon o Timgad y Tingis en el Norte de África. Si hablamos de ciudades también hemos de hablar de arquitectura, ya que la mayor parte de las grandes obras de la ingeniaría romana fueron construidos por los legionarios, debido a sus necesidades militares. Como es el caso de los grandes puentes, las calzadas, acueductos, pero sin duda el más importante es la construcción de sus propios campamentos, tanto si fueran permanentes como de campaña. Estos eran construidos con las mismas manos de los legionarios. Los campamentos de día eran levantados por la noche y desmantelados a la mañana siguiente. Y los campamentos permanentes no, pero sus defensas eran construidas y mejoradas por estos.
La religión también estuvo presente en el ejército y fue gracias a él a quien le debemos su rápida expansión por los territorios del imperio. En un principio las religiones tribales no se diferenciaban mucho de la romana, pero a partir del siglo I dc empezaron a llegar la religiones orientales, tanto el zoroastrismo, Mithraismo, culto a Isis, Osiris y también el cristianismo. Los legionarios fueron los primeros en adoptar estas nuevas religiones y con ello lo exportaron a diferentes partes del impero, ya que estas legiones eran relativamente móviles y a veces solían cambiar de destino. Por eso podemos afirmar que el ejército ayudó a la extensión del cristianismo dentro del las fronteras del imperio.
Un aspecto negativo a destacar de la influencia del ejército en el imperio fue su gran intromisión en la política a partir de la reforma militar de Mario. A partir de ese momento los legionarios ya no se debían al estado, sino a su comandante, cosa que afectó seriamente en la crisis de la república. Con la llegada del imperio esto no mejoró, todo lo contrario, la mayoría de emperadores llegaron al trono por complots de asesinato a sus predecesores y por ser estos aupados al trono y respaldados por el ejército. La situación se tornó más complicada conforme se acerca el final del imperio. El ejército cada vez se entromete más y más en la política, y este pierde su credibilidad y fiabilidad. Los emperadores bajoromanos ya no usan este, sino que recurren a soldados bárbaros federados (foederati) para que cumplan la labor de las legiones.
En resumen, el ejército romano ha sido un elemento clave para la romanización de la mayor parte de los territorios romanos, ya que la colonización de los habitantes civiles itálicos a las provincias fue mínima. Por eso, a pesar de su gran intromisión en la política imperial, el ejército es de suma importancia para este proceso llamado romanización.