sábado, 5 de agosto de 2017

Roma, su ejército y su legado

El ascenso de Roma no fue fácil ni rápido, sino que fue un proceso que sería totalmente contrario a esto. Este proceso estuvo acompañado de grandes y largos contratiempos, pero también de periodos de consolidación, cosa que permitió la longevidad de su poder. La primera región en ser dominada por completo por Roma fue Italia, como es obvio. Esta región tardó más de quinientos años en ser sometida por completo, casi nada, pero una vez dominado este territorio el ascenso de Roma y sus conquistas fueron más grandes y rápidas. Después del dominio peninsular y tras la Primera Guerra Púnica empezó el domino del mediterráneo, los primeros territorios conquistados fueron las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña. En los siguientes tres siglos la expansión llegó a su fin, las fronteras se estabilizaron durante tres siglos más. Ahora el territorio romano abarcaba por el oeste hasta la península ibérica, por el sur hasta el desierto del Sáhara, por el norte hasta el Mar Negro y Escocia, y por el este hasta Mesopotamia. Trajano hizo sus últimas conquistas (Dacia y Partia, ambas a principios del siglo II dc), a partir de este momento las fronteras de estabilizaron definitivamente y Roma se atrincheró detrás de estas para defender su territorio de los ataques de los pueblos de más allá del limes. Pero como pudo una pequeña ciudad itálica, sin ningún domino más que los campos que tenía alrededor de la ciudad conquistar tan vastos territorios (cerca de 6,5 millones de quilómetros cuadrados), la respuesta es fácil y complicada al mismo tiempo: el ejército. Gracias a este se pudieron hacer estas grandes conquistas ¿pero cómo? Su pequeño, pero entregado ejercito no era inmóvil, se adaptaba y cambiaba de estructura dependiendo de los siglos, para así hacer frente a sus enemigos, que eran mayores en muchos aspectos.

Tanto el armamento, la organización y sus tácticas no fueron propias, sino que fueron una adaptación y desarrollo de las usadas por sus enemigos más cercanos. Por eso es vital saber cómo eran los ejércitos de las potencias itálicas enemigas de Roma para poder entender el porqué de estas adaptaciones. Las fuentes más fiables sobre esta época son las de Tito Livio y las de Polibio, aunque escribieron varios siglos después de la fundación de Roma. Podríamos hablar podría de tres ejércitos romanos: el de la Monarquía, el de la República y el del Imperio, ya que en nada se parece el ejército en la época de Rómulo con el de Andrinópolis a finales del siglo IV, ni el ejercito romano derrotado en las Horcas Caudinas con el de la campaña dacia de Trajano. Por eso hay que hablar de grandes derrotas o nuevos enemigos donde enmarcar estos grandes cambios en el armamento, las protecciones y las tácticas militares del ejército romano. Entre estos muchos cambios dos fueron significativamente importantes las reformas de Marco Furio Camilo (s.IV ac) y la de Cayo Mario (s.II ac), aunque después de estas solo hubo una reforma de importancia, como fue la de Diocleciano (finales del s. III dc) el ejército romano nunca paró de evolucionar para adaptarse a nuevos enemigos, cosa que funcionó perfectamente, pero la gloria de este, como todo tiene su fin.

El ejército es el instrumento del que Roma se valió para conquistar primero y mantener después un imperio durante siglos a lo largo del Mare Nostrum. Este trajo gran destrucción para algunos pueblos, que desaparecieron políticamente de la historia. Pero a su vez trajo paz y cierta estabilidad política (exceptuando pequeños periodos de guerras civiles). Como aparece en la película de La Vida de Brian de los Monty Python: “Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?” Se puede decir que esta frase es el resumen de todo lo que hizo Roma en los territorios conquistados y gracias en gran medida a la labor del ejército.

Los soldados romanos llevaron la lengua y la cultura de Roma a lo largo de todos los territorios sometidos, esto explica el porqué se hable lenguas latinas en territorios muy diversos, como es el caso de Francia, Portugal, España (con sus diferentes leguas) y el caso más sorprendente, en Rumanía. Este último país fue el territorio que menos tiempo estuvo bajo domino romano, poco más de un siglo y medio, pero tuvo una fuerte romanización, por la presencia de grandes contingentes de legiones para asegurar y proteger el territorio. Pero a pesar de la llegada de pueblos germánicos, después eslavos y posteriormente turcos durante los siguientes siglos la lengua latina quedo fosilizada en la población y evolucionó hasta el rumano moderno actualmente. Otro caso es la influencia de la cultura y la lengua latina en el interior peninsular ibérico. Este territorio también fue romanizado principalmente por contingentes de legionarios que una vez licenciados se establecieron en estas zonas en colonias. La lengua y cultura romana llegó a puntos que hoy en día que no se habla ninguna lengua latina, ya que la civilización anterior tenía una cultura muy fuerte, como es el caso de Grecia, o por la llegada a posteriori de otros pueblos, como los casos de Turquía, Oriente Medio, el África romana, los Balcanes o Britania.

Por otra parte los legionarios crearon ciudades a partir de sus campamentos. Esto fue por dos motivos, uno por la adopción de las ciudades de nueva planta construidas por los romanos en los nuevos territorios conquistados que imitaron el modelo de los campamentos militares, ya que estos habitantes eran soldados de las legiones licenciados. Estas nuevas ciudades siguieron el plano de cardo y decumano, y situando en el lugar donde se cruzan el foro, el centro político de las ciudades. En segundo lugar también surgieron ciudades alrededor de los campamentos militares romanos. Estos se situaban en un lugar estratégico y esta actividad atraía a comerciantes, prostitutas y incluso a las familias de los legionarios (aunque no se les permitía tenerlas mientras estaban enrolados en el ejército). Tenemos muchos ejemplos de ciudades que fueron fundadas por los romanos: Zaragoza, Valencia, Córdoba, León, Mérida o Barcelona. Y fuera de la península ibérica también encontramos los ejemplos: París, Londres, Florencia, Narbona, Lyon o Timgad y Tingis en el Norte de África. Si hablamos de ciudades también hemos de hablar de arquitectura, ya que la mayor parte de las grandes obras de la ingeniaría romana fueron construidos por los legionarios, debido a sus necesidades militares. Como es el caso de los grandes puentes, las calzadas, acueductos, pero sin duda el más importante es la construcción de sus propios campamentos, tanto si fueran permanentes como de campaña. Estos eran construidos con las mismas manos de los legionarios. Los campamentos de día eran levantados por la noche y desmantelados a la mañana siguiente. Y los campamentos permanentes no, pero sus defensas eran construidas y mejoradas por estos.

La religión también estuvo presente en el ejército y fue gracias a él a quien le debemos su rápida expansión por los territorios del imperio. En un principio las religiones tribales no se diferenciaban mucho de la romana, pero a partir del siglo I dc empezaron a llegar la religiones orientales, tanto el zoroastrismo, Mithraismo, culto a Isis, Osiris y también el cristianismo. Los legionarios fueron los primeros en adoptar estas nuevas religiones y con ello lo exportaron a diferentes partes del impero, ya que estas legiones eran relativamente móviles y a veces solían cambiar de destino. Por eso podemos afirmar que el ejército ayudó a la extensión del cristianismo dentro del las fronteras del imperio.

Un aspecto negativo a destacar de la influencia del ejército en el imperio fue su gran intromisión en la política a partir de la reforma militar de Mario. A partir de ese momento los legionarios ya no se debían al estado, sino a su comandante, cosa que afectó seriamente en la crisis de la república. Con la llegada del imperio esto no mejoró, todo lo contrario, la mayoría de emperadores llegaron al trono por complots de asesinato a sus predecesores y por ser estos aupados al trono y respaldados por el ejército. La situación se tornó más complicada conforme se acerca el final del imperio. El ejército cada vez se entromete más y más en la política, y este pierde su credibilidad y fiabilidad. Los emperadores bajoromanos ya no usan este, sino que recurren a soldados bárbaros federados (foederati) para que cumplan la labor de las legiones.

En resumen, el ejército romano ha sido un elemento clave para la romanización de la mayor parte de los territorios romanos, ya que la colonización de los habitantes civiles itálicos a las provincias fue mínima. Por eso, a pesar de su gran intromisión en la política imperial, el ejército es de suma importancia para este proceso llamado romanización.

miércoles, 29 de julio de 2015

Ejército Romano en el siglo III d.C.

Salve! Aqui Marco Aurelio Antonino Augusto dispuesto otra vez a hablaros acerca de la evolución del ejército romano. Anteriormente hemos visto cómo era el ejército romano en el siglo II, siglo en el cual yo reiné, ahora toca pasar a la centuria siguiente. Pero antes de ponernos en materia,  a hablar sobre legionarios, spathae , lanciarii y escudos ovalados vamos a contextualizar un poco éste apasionante y a la vez convulso período de la historia de Roma.
A mi muerte, en el año 180 d.C., me sucedió mi hijo, Cómodo, que... sinceramente, no estuvo a la altura de las circunstancias, era un líder muy paranoico y muy extraño, quiso cambiarle el nombre a la mismísima Roma y se dice que dormía en el Ludus Maximus, ya que le gustaba estar con los gladiadores e incluso se dice que llegó a participar en luchas en el Coliseo. Pues bien, Cómodo fue asesinado en el año 192 estrangulado en una bañera por un esclavo llamado Narciso. Tras su muerte , le sucedió Pértinax, que también fue asesinado, tras lo cual se produjo una cruenta guerra civil de la que salió vencedor Septimio Severo, hombre que reinando no lo hizo bastante mal. La debacle llega con sus hijos, Caracalla y Geta, éste último será asesinado por su hermano  en presencia de su madre. Digamos que lo único que hizo bueno ese hombre fue construir unas termas y dar la ciudadanía a todos los  habitantes libres del Imperio ( sobretodo para que pagasen impuestos para financiar los gastos militares del emperador), Caracalla fue asesinado en Mesopotamia en una de sus campañas, tras su muerte  vino una sucesión ininterrumpida  de guerras civiles y de emperadores y usurpadores por doquier, a la crisis económica y militar se le suma la escisión  de territorios imperiales que formarán el Imperio Galo y el Imperio de Palmira (que volverán al Imperio de la mano de Aureliano) y el surgimiento de un nuevo y temible enemigo, el Imperio Persa Sasánida, que había reemplazado al Imperio Parto en el 226, era un régimen mucho más agresivo que los partos y además conocían las técnicas de asedio, con lo cual el peligro era mayor,  con grandes reyes guerreros como Sapor, los persas llegaron incluso a derrotar y capturar a varios emperadores como es el caso de Valeriano, que sirvió casi como un esclavo al Rey de Reyes persa. Para colmo los bárbaros inician ataques contra territorio romano, la situación se vuelve caótica, tan caótica tanto dentro del Imperio como en sus fronteras, que las ciudades del Imperio se empiezan a amurallar, ejemplo de ello por ejemplo son las Muralla Aureliana de Roma, la antigua muralla de Londres ( de la que se conservan secciones) la muralla de Legio ( León) y la de Lucus Augusti ( Lugo) entre muchas otras, debido a la inseguridad  debido a una posible invasión bárbara o aun asedio por parte de un ejército romano durante una guerra civil. Todo éste caos de guerras civiles, invasiones e inseguridad serán solventados gracias a los llamados emperadores ilirios, como Aureliano o Diocleciano, quizás éste último el más sobresaliente de ellos, creador de la Tetrarquía, aunque no voy a hablar de ello, ya que eso lo podéis leer perfectamente explicado en la entrada que publicó Flavio Aecio acerca de éste tema.


Con éste panorama, pongámonos en materia pues.

El ejército del siglo III va a experimentar importantes cambios a nivel armamentístico sobre todo, casi todo el equipo del legionario va a evolucionar. Empecemos por el casco, el casco gálico, el típico que todos reconocemos cuando se nos viene a la mente la imagen de un legionario romano va a abandonarse en favor del casco llamado Niedlieber, éste casco, aunque de diseño muy similar  al anterior incorpora algunas novedades, primero las carrilleras, las parte que protegen la cara se hacen más largas, tapando incluso el hueco que existía para los oídos en los cascos de tipo gálico, quizás esto es debido a que los romanos se enfrentaron a enemigos que les atacaban por esa zona, el cubrenucas se hace mucho más grande. ¿ Y os acordáis de las crestas que tenían los soldados de Trajano para protegerse de las falx de los dacios?, pues éstas se van a volver incluso más grandes,permitiendo que resbalen las espadas del enemigo. La lorica segmentata, que sobrevive a principios de siglo, será abandonada pronto, debido a la grave crisis económica, la fabricación de ésta armadura, tan cara, es imposible, y será sustituida por la lorica squamata, la armadura de escamas, y la lorica hamata, la cota de malla, que se convertirá en la armadura por excelencia de las tropas bajoimperiales romanas. Otro elemento característico del legionario que desaparece ahora es el gladius, que es reemplazado por la spatha, que es la versión alargada del gladius diseñada para la caballería. Esta espada se lleva ahora en el costado izquierdo ( anteriormente la gladius se llevaba en el costado derecho para desenvainarla sin ser estorbado por el scutum, al ser ahora una espada mucho más larga ésto ya no es posible . He nombrado el scutum, pues bien, el scutum seguirá teniendo su forma rectangular característica durante más o menos mitad de siglo o un poco antes, ( se encontró en Dura Europos, en Siria, un escudo rectangular del siglo tercero con unas preciosas pinturas casi intacto), para luego pasar a ser ovalado, como lo habían sido los escudos de los auxiliares ( en Dura Europos se encontró tambien otro escudo ovalado pintado con una figura humana que no se ha podido reconocer aún) , y por último el famoso pilum, que también desaparecerá en favor de la lancea,  de donde procede nuestra palabra lanza.

El soldado de la izquierda lleva el escudo rectangular encontrado en Dura Europos



El legionario de la derecha lleva el escudo ovalado encontrado en ese mismo yacimiento

Otro elemento nuevo de la indumentaria, aunque ya en el ámbito de las curiosidades es la introducción en la indumentaria tanto civil como militar de la túnica de manga larga y los pantalones, ya que anteriormente la manga larga y los pantalones eran sinónimos de " poca hombría", sin duda, todos los que dijeron eso tendrían que haber estado en el limes de Germania o en Britania en invierno con esas terribles temperaturas, entonces habrían cambiado de opinión. Con todas éstas modificaciones el legionario de principios y mediados del siglo III luciría tal que así:





En cuanto a la caballería, ésta va a tener un importante papel, sobretodo a partir de Galieno, incrementando cada vez su número dentro de las legiones romanas, actuarán a partir de ahora tanto como fuerzas de choque y reconocimiento, como fuerzas de contención de invasiones bárbaras mientras las legiones llegan al campo de batalla, es decir, supongamos que los bárbaros entran en el Imperio, las legiones se dirigen hacia el lugar donde han entrado, pero cuando llegan ya no están, han penetrado aún más en el Imperio, han sido demasiado lentas, bien, pues la caballería lo que hace es ir rápidamente al lugar donde están los bárbaros, y allí ,hostigarlos y desviarlos hasta el lugar donde están las legiones esperándolos para darles "su justo merecido". Otro elemento que apareció ya en la anterior entrada sobre el ejército del siglo II son los catafractos, los caballeros acorazados, pues bien, con las reformas de Galieno, éste tipo de soldado de caballería se verá enormemente beneficiado, ya que su número se incrementará enormemente. Su principal cometido será combatir a sus homólogos persas en las polvorientas tierras de Oriente, o combatir contra sus compatriotas en caso de que una guerra civil y que su general fuese un pretendiente al trono, algo muy común.




Ilustración que representa una carga de catafractos romanos, tendría que haber sido una imagen aterradora para el enemigo



Por último hay un aspecto que no he tocado en la anterior entrada y que aquí es de obligada mención que es la religión del soldado romano. Es un tema muy interesante, el siglo III es testigo del declive de la antigua religión grecorromana y el surgimiento de nuevas religiones, las más importantes, el mitraísmo y el cristianismo. El mitraísmo va a ser la religión por excelencia del soldado romano, favorecida incluso por los emperadores, ya que según su criterio, ésta religión fomentaba la disciplina. Era un culto mistérico, secreto, inspirado en el dios zoroastrista Mitra, aunque el Mitra romano es bien diferente, era un culto que sólo para hombres, y que tenía varios grados dentro del grupo, por ejemplo, un grado de ésta religión era Perses ( Persa), Miles ( soldado), Leo ( león) etc... . En un principio se practicaba en cavernas ( ya que Mitra nació en una) y luego en templos que simulaban éstos lugares, se pueden encontrar ejemplos de éstos templos, llamados Mitreos, en muchos lugares que  pertenecieron antaño al Imperio. La otra religión como dijimos es el Cristianismo, no muy arraigada especialmente dentro del ejército romano, aunque puede haber casos de soldados cristianos como Demetrio de Tesalónica, o el mismo San Jorge, que se cree que fue un soldado romano de Capadocia, perteneciente curiosamente a la caballería, de ahí que se le represente como un jinete,no hay que olvidar que el cristianismo fue perseguido en éste siglo aunque no tanto como muchos autores cristianos nos quieren hacer creer,por ejemplo, a  Aureliano , se le envió una carta para que mediara en la disputa entre dos obispos de Antioquía por ver quien sería el Patriarca de la ciudad, y el emperador así lo hizo, si realmente hubiese una gran persecución, ésto no podría haber pasado, el caso es que los únicos testimonios de cristianismo dentro de las legiones son los de éstos mártires cristianos y santos, por lo cual no podemos saber a ciencia cierta si ésta religión podía competir o no con el mitraismo dentro del ejército, lo que si sabemos es que la religión mitraica era tan popular en el ejército, que emperadores como Aureliano llegaron a proclamar la religión del Sol Invictus/ Mitra como la religión oficial del Imperio.


Reconstrucción hipotética  de un Mitreo con la imagen de Mitra matando al toro cósmico en el altar


Por último, del ejército romano desaparecen los auxiliares, porque los hombres de las provincias al ser ciudadanos romanos con el Edicto de Caracalla, son considerados legionarios, lo que si se empieza a hacer ahora es el reclutamiento de bárbaros a modo de mercenarios en las legiones o de reclutas en algunos casos, porque los reclutas romanos, debido a las epidemias y a las continuas guerras llegaron a ser un bien escaso para los comandantes romanos, éstos además ya no provenían del orden senatorial sino que cada vez éstos puestos van a ser concedidos al miembros del orden ecuestre.

Así las cosas los legionarios del siglo III siguieron su evolución a la par de los problemas políticos y económicos hasta llegar a época de Diocleciano donde los legionarios ya van equipados como en los siglos IV y V, pero ésto es ya otra historia
Ejército de Diocleciano en su campaña contra los sármatas


Espero que os haya gustado éste viaje por el tiempo a través de la evolución del ejército del siglo III, y espero que hayáis aprendido mucho al respecto sobre éste tema tan interesante. Se despide Marco Aurelio Antonino Augusto, Imperator Romae

martes, 2 de septiembre de 2014

Ejército romano durante la II Guerra Púnica

Año 218 ac, el ejército cartaginés liderado por uno de los mejores comandantes de la historia, Aníbal Barca, asedia la ciudad íbera de Sagunto, aliada de Roma, ante esta provocación el senado romano declara la guerra a Cartago, su gran enemiga, iniciando así la Segunda Guerra Púnica... Pero esto es otra historia que contaré más adelante, en esta entrada voy a hablar sobre las legiones romanas de este período. 

Lo que más hay que resaltar sobre el ejército romano de este período es lo siguiente: estaba dirigido por dos cónsules elegidos anualmente, cada uno de ellos tenía bajo su control a dos legiones (con su respectiva caballería) y dos alae de aliados itálicos. En total cada cónsul disponía de una fuera aproximada de unos 18.000 soldados, pero realmente siempre era una fuerza numéricamente inferior. En caso de necesidad ambos ejércitos consulares se unían para luchar juntos, cuando esto ocurría normalmente los cónsules usaban la fórmula de mando en días alternos para repartirse el poder.

Sólo podían formar parte del cuerpo militar aquellas personas que tenían la ciudadanía romana. Este ejército aún no era profesional, por eso cada ciudadano se tenía que pagar su propio equipamiento, no sería hasta las reformas de Mario a finales del siglo II ac cuando el ejército romano se profesionalizó. Para diferenciar este ejército romano con el de otras épocas se le denomina Legiones Manipulares, desde la  reforma de Camilo (siglo V ac), hasta la reforma de Mario. Se denominaba legión manipular ya que la unidad táctica mínima de combate fueron los manípulos (aunque existían las centurias formadas por 80 hombres estas nuca entraban en combate por si mimas, sino inegradas junto a más de ellas). El manípulo estaba formado por dos centurias, lo que sumaba un total de 160 hombres 

Composición: el número de soldados de una Legión Manipular era de unos 4500 hombres (4200 de infantería y 300 de caballería) pero su número de efectivos podía variar dependiendo de circunstancias. La composición de la infantería era de: 1200 Vélites, 1200 Hastati, 1200 Princeps y 600 Triarii.  

Vélites: era la infantería ligera romana, que hostigaba al enemigo antes de que entrara la infantería pesada en combate, la formaban los hombres más jóvenes de la sociedad y normalmente procedían de las clases humildes de la sociedad romana. Su equipamiento era muy básico: Túnica de lana, casco de piel o piel de lobo sobre la cabeza, varias jabalinas, un gladius y un escudo redondo de 90cm de diámetro. Su acometido era la de molestar, entorpecer y hostigar al oponente arrojando su armamento ligero normalmente al inicio de las batallas, cuando este había acometido su función se retiraba detrás de las filas para descansar y prepararse para más adelante perseguir al enemigo batiéndose en retirada o para hostigarlo. 



Hastati: formaban la primera línea de infantería, siguen siendo jóvenes pero no tanto como los vélites y su nivel económico sigue siendo bajo. Su equipamiento era algo mejor que los anteriores: Túnica de lana, casco de metal, una placa metálica que les protegía los órganos vitales, un pilum ligero, un pilum pesado, un gladius y un gran escudo ovalado. Estos soldados ya luchaban en un orden cerrado y organizado, a diferencia de los anteriores, que lo hacían en orden abierto y sin formación aparente 



Princeps: ocupaban la segunda línea de infantería, estos hombres ya poseen un cierto nivel económico después de años de servicio en el ejército. Su equipamiento ya era mejor que el de los vélites y hastati: Túnica de lana, cota de malla, casco de metal, un pilum ligero, un pilum pesado, un gladius y un gran escudo ovalado.



Triarii: formaban la tercera línea de infantería, eran los más veteranos de los soldados, entraban en combate en caso de necesidad extrema y luchaban a modo de falange griega si la situación en batalla se volvía complicada. Su equipamiento era el mejor y más completo de todo el ejército republicano: Túnica de lana, cota de malla, grebas, una lanza larga (a diferencia de los otros soldados, estos no usaban el pilum, usando lanza como recuerdo de los ejércitos de principios de la república o final de la monarquía), un gladius y por último un gran escudo ovalado. 



Caballería: lo formaban los hombres más ricos de la sociedad ya que debían de mantener a un caballo y todo el equipamiento militar pertinente. Normalmente la caballería la formaban los aliados de Roma que contaban con mejores caballos ya que los romanos no solían muy diestros en las artes equestres. Su equipamiento era: Túnica de lana, casco, escudo ovalado pequeño, un pilum y un gladius, pero en ocasiones solían llevar armas arrojadizas o también descabalgaban de sus monturas para luchar como infantería.


Por último debemos mencionar a las tropas aliadas que lucharon junto a las legiones romanas. Estas en términos políticos fueron llamadas socii, pero en el ámbito militar se llamaron alae. Su nombre se debe a que usualmente luchaban en los flancos o alas de la formación del ejército. Su organización, equipo militar y cantidad de soldados eran casi idénticos (por no decir que eran los mismos) que las legiones romanas. Su papel fue de vital importancia durante toda la república, ya que participaron en todas las campañas militares durante dicho período.   

viernes, 29 de agosto de 2014

El Triunvirato: La Historia del Poder.


Año 70 a.C. Roma finalmente se libra del yugo de Sila. Los cónsules y rivales Cneo Pompeyo Magno y Marco Licinio Craso, regresan a Roma con la gloria de la victoria frente a los piratas del Mediterráneo y frente a Mitrídates del Ponto en Asia menor (Pompeyo) y frente a la rebelión liderada por Espartaco en la península itálica (Craso). Entre ellos, la rivalidad resulta más que evidente, y la enemistad también. El uno intenta acabar con el otro en incontables intrigas y conspiraciones hasta que surge un hombre que se interpone en el choque de trenes que se avecina entre los dos triunviros. Un hombre cuyo genio asombraría al mundo incluso milenios después de su muerte. Un hombre que moriría convertido en un Dios. Cayo Julio César.

Aún no demasiado conocido, César, que proviene de una familia noble venida a menos no supone ninguna amenaza para ambos cónsules, por lo que, unido al talento y ambición que ambos ven en él, deciden que sea el tercero que medie entre ambos.

Así, pasados los años, Pompeyo se ha hecho un nombre que por siempre resonará en los anales de la Historia de Roma y respetado por las legiones y las facciones más conservadoras del Senado. César sigue amontonando victorias y aventuras que dejan entrever el brillante futuro de una joven promesa del Olimpo de los Titanes de la Historia. Y Craso se ha convertido con sus maniobras comerciales y especulativas en el hombre más rico y con mayor fortuna que diera la ciudad eterna en toda su historia; jamás sería superado por nadie.

Todos ellos tenían algo que dar a la futura unión, pero también necesitaban de lo que los demás podían ofrecerles. César necesitaba el dinero de Craso y los ejércitos de Pompeyo para poder quedar inmortalizado en la Historia. Craso necesitaba de la gloria militar que jamás logró conseguir del todo y así lavar su imagen de hombre despiadado. Y Pompeyo necesitaba de la solvencia que Craso le podía proporcionar y de la ayuda de su pupilo, Julio César, para hacer reinar la Paz en la República.

César, el más débil de los tres, se percató de inmediato de esta situación y, 10 años después, en el 60 a.C. pactó con los otros dos hombres en secreto para repartir el poder de Roma entre ellos y eclipsar el poder de los conservadores principalmente (liderados por Catón el Jóven y Marco Tulio Cicerón). Y fue esa alianza la que permitió a César llegar a escribir su nombre en la Historia como uno de los hombres más grandes que hayan existido jamás. Por desgracia, el sueño hecho realidad no duraría demasiado para desgracia de César…y posiblemente de Roma…



          







                                                                        
         Cneo Pompeyo Magno                                      Marco Licinio Craso                                          Cayo Julio César


Año 44 a.C. Tras haber sido perdonados por su traición a César, el grupo más infame de conspiradores liderados por Cayo Casio Longino y Marco Junio Bruto asesinan, con 23 puñaladas, a Cayo Julio César, dictador perpetuo, favorito de Venus y del pueblo de Roma. En los Idus de marzo y sintiendo el dolor de la traición y el frío suelo de mármol del Senado, César expira su último aliento asustado. No por él. César no le teme a la muerte. Está asustado por lo que se avecina tras su muerte. El caos se apodera de la ciudad y de la República. La facción de César está deshecha. Su líder, Marco Antonio, debe mantener la compostura y pactar con los asesinos de su mejor amigo ante la magnitud de su traición. Está de manos atadas, y eso no le gusta.

Año 43 a.C. Marco Antonio, aún estando prácticamente sólo, planta cara al Senado, que ya ha sido conquistado por Cicerón, aliado de los asesinos de César. Un hombre se une a Marco Antonio, Marco Emilio Lépido, un general de cierto renombre que fue repudiado por Cicerón.

El Senado envía a los cónsules Hirtio y Pansa a acabar con Antonio. Pero no están solos, un joven los acompaña. Un joven destinado a marcar un antes y un después en la Historia de Roma. Cayo Octavio Turino, heredero de César, que años después llegaría a ser Augusto. Tras un enfrentamiento con Antonio, Octavio se percata de que está siendo usado por Cicerón como una vulgar marioneta para lograr su propia destrucción y la de Antonio, por lo que decide dar la vuelta al plan de los asesinos de César.

Se reúne con Antonio y Lépido en la ciudad romana de Bolonia, en el norte de la península itálica, y pactan una nueva alianza, un nuevo triunvirato, una nueva esperanza. El objetivo es sencillo: acabar con los traidores e intentar recoger los pedazos de una República que está abocada a su propia destrucción.

Así, se proclama la Lex Titia, con la que el Segundo triunvirato se hace oficial y se proclama su vigencia por un período de cinco años. Los cesarianos saben que la ayuda está en camino…los optimates, los traidores y los asesinos del gran César intuyen que pronto…muy pronto, llegará su hora. Los Triumviri Rei Publicae Constituendae Consulari Potestate (Triunviros para la Constitución de la República con Poder Consular), marcharon unidos para abrazar su destino…y sellar el de los asesinos del favorito de Venus.

Año 42 a.C. tras haber sido expulsados de Roma por Marco Antonio dos años antes, Bruto, Casio, Casca y los traidores de Roma se encuentran esperando en Macedonia. Creen que el plan maestro ha dado sus frutos, que Antonio y Octavio se han destruido entre sí y que los restos del superviviente se aproximan para ser destruido por las 17 legiones optimates que allí aguardaban, como el cocodrilo que espera, con las fauces abiertas, esperando a que su presa se aproxime a su fatal destino. Lo que desconocían todos ellos era la sorpresa que se les avecinaba.

A cada día que pasaba, el cerco que rodeaba a los confiados optimates se iba estrechando, hasta que, cuando se dieron cuenta de que Antonio y Octavio cabalgaban juntos bajo el mismo estandarte, ya fue demasiado tarde para huir. Sus 17 inexpertas legiones debían hacer frente a las 19 legiones cesarianas, adiestradas y curtidas en la batalla, la sangre y el acero.

El fin llegó para Casio y Bruto el 3 y el 23 de octubre del año 42 a.C. Los asesinos de César recibieron el pago por su crimen y Roma pudo al fin descansar tranquila rodeada por el abrazo de tres hombres. Tres grandes hombres que, aún con sus diferencias, lograron que reinara la paz en Roma durante 10 años, hasta que finalmente Octavio se convertiría en el único amo y señor de Roma.

Ya no sería conocido como Octavio, se llamaría Augusto, y todos los demás lo llamarían Imperator, pero eso ya es otra historia…
     Cayo Julio César Octaviano (Augusto)                            Marco Antonio                                              Marco Emilio Lépido


Espero que os haya gustado, legionari@s. Se despide de vosotr@s hasta el próximo post:


Marcvs Antonivs, Marci Filii, Marci Nepos.

jueves, 28 de agosto de 2014

La Tetrarquía

Guerra, peste, invasiones, rebeliones, decadencia económica esta fue la tónica habitual en el Imperio desde la muerte de Alejandro Severo en el 235. Ya se podía vislumbrar algo durante el imperio del emperador Marco Aurelio, que tuvo que combatir a los partos, soportar la peste antonina (que diezmó literalmente a la población del Imperio) y también combatir a las invasiones de los marcomanos y cuados. Con estos antecedentes y tras la muerte Alejandro Severo el imperio entró en una espiral de violencia inusitada. A lo largo de todo ese siglo casi treinta emperadores se repartieron el gobierno y falleciendo solo uno de muerte natural. El Imperio iba camino de su autodestrucción hasta que surgió una figura trascendental: Diocleciano.

Diocleciano llegó al poder gracias al apoyo de sus tropas, pero este era de otra pasta y no se dejó caer, de origen ilirio, emprendería una serie de reformas que darían oxígeno al imperio para aguantar dos siglos más en Occidente y un milenio más en Oriente. Sabedor que en cualquier momento cualquier general se podía proclamar emperador repartió el poder. A otro general de nombre Maximiano lo proclamó Augusto y le dio la mitad del Imperio. A su vez nombró un César (Galerio) y obligó a Maximiano a hacer lo mismo (Constancio Cloro). Cada uno se quedó con una parte del Imperio que tenía la obligación de defender, a su vez los augustos gobernaban de forma conjunta y legislaban igual. El reparto se hizo de la siguiente manera: Diocleciano Oriente, Galerio Grecia, Tracia y los Balcanes, Maximiano Italia, Recia, Nórico,África e Hispania y a Constancio Cloro la Galia y Britania.





El sistema de provincias lo remodeló por completo. Creó un total de doce diócesis (a tres por cabeza) y estas a su vez las dividió en provincias cuyo número era muy superior a como estaban divididas antes. En cada diócesis había un vicario que respondía ante el Augusto o César en cuestión.

Lo bueno de este sistema es que permitía una mayor gobernabilidad del imperio ya que se podía dar una respuesta rápida a cualquier amenaza interna o externa, pero todo se basaba en el prestigio de Diocleciano, ya que cuando abdicó (Maximiano también abdicó pero forzado) el sistema no perduró demasiado. Constantino I reunificaría el Imperio y se volvería a lo mismo del siglo III d.C. pero Diocleciano dio unos años más al Imperio en Occidente, además en el siglo siguiente se vería un ascenso del cristianismo y a los primeros emperadores cristianos con el cual la lucha religiosa entraría en el Imperio.

Flavius Aecius Magister Militum.

Ejército Romano siglo II d.C.

Salve a todos, hoy Marco Aurelio os va a hablar del  ejército romano durante la época de mi reinado: el siglo II d.C., época de mayor expansión del Imperio Romano.


Con respecto al  equipamiento del soldado romano en éste siglo, podemos decir que casi no varía con respecto al siglo anterior, aunque sí se producen algunas modificaciones, casi insignificantes. la primeras se producen en el casco. Al casco de los legionarios se les crea una cruceta de metal en la parte superior del mismo, esto se debe al extremo daño que producían las famosas falx ( espadas/guadaña) de los dacios que provocaban enormes estragos en las filas romanas por su gran capacidad de penetración en armaduras y cascos, realmente éstas falx eran un arma muy temida por los romanos. La siguiente modificación que se le hace a los cascos romanos es ampliar el cubrenucas del casco, anteriormente el cubrenucas apenas protegía el cuello del legionario, con lo cual un enemigo podía dar un tajo en la parte posterior del éste si pillaba al soldado romano desprevenido, y los daños aún serían de mayor consideración con las falx dacias, con lo cual , al ampliar el cubrenucas, los romanos solucionaban este problema y realmente podían tener sus nucas "a salvo"  del enemigo, ésta protección era muy util, porque está demostrado que , por ejemplo, si te van a pegar un tajo desde arriba, tu instintivamente encojes la cabeza con lo cual la espada da  en el cubrenucas y de alguna forma rebota, ésto se puede ver en un enlace de un documental de armas romanas cuyo enlace lo pondré al final de éste artículo.


Otra protección, esta ya de tipo corporal , es una solución muy pragmática al problema, otra vez, de las temibles armas dacias, para prevenir daños en el brazo de la espada los romanos incorporaron como protección, la manica ( la protección de los brazos de los gladiadores) , legionarios con estas protecciones pueden verse en las metopas del Tropaeum Traiani  en Adamclisi ( Rumanía) a los que posiblemente les dedique un artículo.

          legionarios con la cruceta en el casco
                   y la manica para el brazo                                                                                                         

Después de eso el equipamiento casi es el mismo, se incorporan las bandas de cuero de los oficiales (pteruges) en brazos y cadera a modo de protección corporal, será a partir del siglo III cuando el equipo ya empiece a variar un poco más, pero ésto lo trataré en otro artículo también. Cabe decir que la organización del ejército sigue siendo la misma que en el siglo anterior, no hay ningún cambio, sigue habiendo centuriones, tribunos, optios etc... . Al contrario de lo que se cree, ya en el Alto Imperio, los romanos contaban con un ala de catafractos, los caballeros acorazados con monturas acorazadas que hicieron tan famosos a partos y sasánidas, pero que ya habían adoptado otros Estados "occidentales" por decirlo de alguna manera como los seléucidas y los grecobactrianos. Los romanos empezaron a conocer este tipo de soldados en sus enfrentamientos con el Oriente Helenístico, donde los catafractos resultaron letales al soldado romano. 

Para el siglo II d.C. los romanos tenían el  Ala Gallorum et Pannoniorum Catafracta,  unidad fundada por el emperador Adriano (117-138 d.C.), que constituye el primer despliegue de este tipo de unidad por parte del Imperio Romano, posteriormente éste tipo de jinetes se hizo popular durante el Bajo Imperio, perdurando en el Imperio Romano de Oriente donde constituía la élite de la caballería.

Aspecto que pudo tener el Ala Gallorum et Pannoniorum Catafracta en el siglo II


Por último , hay que decir que ya a mediados de siglo se detienen las conquistas, el emperador Adriano renuncia a la expansión, es cuando se empieza a construir el muro de Adriano  y otras fortificaciones en el limes. A finales de éste siglo las legiones ya tienen que defender el imperio de invasiones bárbaras, se convierten ya en un ejército de defensa , no de conquista, anticipando lo que va a pasar durante los próximos 3 siglos, cuando el Imperio sólo le expande momentáneamente en las guerras con los partos y persas, mientras que en Europa lo único que hacen las legiones es defender el Imperio de los invasores germánicos, proclamar emperadores y luchar contra otros compatriotas para poner a éstos en  el trono, pero ésta ya es otra Historia. Espero que mi artículo, aunque extenso os haya servido para conocer más a los legionarios de ésta época.

Un saludo a todos, se despide Marco Aurelio Antonino Augusto.



miércoles, 27 de agosto de 2014

Brevísima descripción de una legión romana.

A lo largo de los más de mil años de Historia de Roma como ciudad e imperio, su armamento varió sustancialmente. De una rígida formación de hoplitas a inicios de la etapa republicana, a una legión mucho más móvil durante las guerras con los samnitas, a las veteranas legiones marianas de César, Marco Antonio u Octavio y acabando con las legiones tardorromanas de la caída del Imperio Romano de Occidente. Voy a hablaros sobre el armamento de las legiones marianas.

Para entrar en la legión se necesitaba ser ciudadano romano, mayor de edad y pasar ciertas pruebas físicas que demostraran la fortaleza física y mental del candidato. Lo más simple que recibían era una túnica de lana o lino que se ceñían al cuerpo con un cinturón. 

Como el armamento lo recibían del Estado romano (se les descontaba del sueldo a plazos), los legionarios iban completamente uniformados, empezando de abajo a arriba, podemos decir que llevaban unas sandalias como las nuestras pero de cuero, en la tibia podían llevar unas grebas de cuero endurecido o de alguna aleación similar a las de los cascos y armaduras (mi teoría es que las espinilleras actuales vienen de las de los griegos y romanos), si bien no solía ser habitual ya que incrementaban el peso. No obstante, algunas legiones como las estacionadas en el Danubio las llevaban para protegerse del ataque de las falx dacias (más bien unas hoces rudimentarias pero de extraordinaria eficacia).

Llegando a la cintura y al tórax nos encontramos con que contaban con una armadura de cota de malla o de aros entrelazados. En época de Claudio fue implantada la lorica segmentaria (que consistía en una armadura de placas que iban unidas por el interior por tiras de cuero). Con los Antoninos se desarrolló la lorica squamata (armadura a base de "escamas", adoptada de los temidos catafractos iranios del Imperio parto). 

En las caderas llevaban la famosa gladius en el caso de la infantería o, como pasó con la caballería romana en la época imperial, la gladius hispaniensis (una adaptación de la falcata de los iberos y celtíberos fusionada con el gladius) y en el otro lado un puñal que era el hermano menor del gladius. 

Con el casco ocurría como con las armaduras, había para elegir, y para gustos los colores. Solían ser de origen galo (muy ornamentados), pero según nos vamos adentrando en el Imperio, se va simplificando el casco (debido a que empezaron a fabricar los itálicos, con lo que aumentó el pragmatismo). 

Como armas arrojadizas los legionarios disponían de dos venablos (jabalinas) llamadas pilum, una más ligera para distancias más lejanas y otra más pesada para distancias cortas, el objetivo de estas armas era de que cuando chocara con el escudo enemigo esta se partiera y debido a su peso que el que había sufrido el impacto debería abandonar el escudo o cargar ahora con un peso extra y ya estaría desprotegido ante la segunda oleada de pila o para la carga de los legionarios. Los oficiales solían llevar túnicas de color escarlata para que se les reconociera en la vorágine.

Y ya para terminar hay que hablar del scutum .Era un rectángulo hecho con tres capas de madera (generalmente roble) que se ponían alternativamente para que coincidiesen las vetas con la madera, y el revestimiento era voluntario pero convenía tenerlo para que el scutum aguantará lo máximo posible las acometidas de los bárbaros. El tamaño y la forma solía variar según la legión y el lugar donde estuviese destinada pero normalmente abarcaba desde el hombro hasta la rodilla, cosa que encajaba perfectamente con el modo de lucha de las legiones. Hay que decir que los scutum no eran planos si no que que estaban elípticos hacia dentro algo que ofrecía más protección al legionario que sostuviera el scutum dentro de la formación.



Y hasta aquí esta breve descripción de las legiones romanas de la época augusta. Os saluda Flavio Aecio Magister Militum del Imperio Romano de Occidente y leal servidor.